Rfid, realidad virtual, realidad aumentada Internet de las cosas, beacons… La adopción de la tecnología ha dejado de ser una excentricidad en las tiendas de moda.
Los grupos del sector, del lujo a la gran distribución, compiten por llevar e integrar las últimas tecnologías para mejorar la eficiencia en el punto de venta, darle una nueva vuelta de tuerca a la eficiencia de compra y cazar a un consumidor, sobre todo los más jóvenes, cada vez más conectados.
Las etiquetas RFID (RFID Tag en inglés) son unos disposititvos pequeños, similares a una pegatina, que pueden ser adheridadas o incorporadas a un producto, un animal o una persona. Contienen antenas para permitirles recibir y responder a peticiones por radiofrecuencia desde un emisor- receptor RFID.
Frente a los códigos de barras, que aún sigue siendo la tecnología más extendida para la identificación de objetos, el sistema RFID permite almacenar una mayor cantidad de información, pueden ser reprogramados, y transmiten los datos sin que sea necesario el contacto físico, sino por estimulación: cuando un emisor RFID emite una petición, la etiqueta RFID devuelve la información por radio.
En España, una de las últimas empresas en subirse a la ola de las tiendas techies ha sido Gocco, que el año pasado se alió con Telefónica para renovar toda su red de distribución en pleno relanzamiento. Beacons, etiquetas digitales, cuentapersonas o wifi social son algunas de las herramientas que incorporaba el nuevo proyecto estrella de Gocco, que tiene por delante el reto de seducir a un segmento de población, los adolescentes, para los que la tecnología es un eje clave en sus hábitos de compra.
Los probadores, a menudo más olvidados en el visual merchandising, han sido otro de los ejes en la implantación de nuevas tecnologías en las tiendas. Compañías como Tommy Hilfiger ya han comenzado a testar probadores virtuales, en los que el cliente puede probarse las prendas sin desvestirse, viendo su imagen proyectada en una pantalla en la que puede ir seleccionando diversos artículos.
El sistema supone un ahorro de espacio en el probador y facilita el crosselling ya que, a través de la pantalla, la compañía puede sugerir otras prendas para combinar con el artículo que se está probando, de la misma manera que en el canal online.
“El reto que tienen las empresas de moda es, por un lado, comunicar mejor su oferta y, por otro, facilitar las tareas menos agradables para los clientes, como el proceso de pago”,
Esta herramienta, que ya ha comenzado a implantarse en gran distribución, es la primera solución integrada de merchandising para el retail que no necesita baterías, e incorpora dispositivos beacons, sensores y un software de gestión de precios.
De esta manera, un empleado puede cambiar el precio de un artículo desde cualquier rincón de la tienda y, si un cliente se lleva la última unidad de una referencia, el sistema avisa automáticamente a los empleados para que puedan reponer el producto al instante.
Fuente: CIBilbao