Tiendas online, ‘personal shopper’… ¿Llegó el fin de la compra tradicional? | AGECU - Asociación Española para la Gerencia de Centros Urbanos

Que cada vez nos da más pereza ir de compras es una realidad. Y también que hemos perdido el miedo a comprar por internet y a dejarnos asesorar sobre cómo mejorar nuestro look. Buscamos el pragmatismo por delante del placer de ir de tiendas y salir con las manos llenas de bolsas. Preferimos que el vestido perfecto nos llegue a casa en una caja perfecta. Contratamos los servicios de un estilista para que nos ayude a renovar nuestro fondo de armario, a comprar de manera consciente y a sacarnos mayor partido, y nos seducen opciones más creativas como las cajas sorpresa o el auto-diseño online. ¿Estamos entonces ante el fin del shopping tradicional?

«No creo que las tiendas físicas vayan a dejar de existir en un futuro», opina David Márquez, estilista y especialista en moda. «Ir de compras es un deporte nacional aquí y en un montón de países, sólo tienes que caminar por la calle comercial de cualquier ciudad un fin de semana para comprobar que siguen repletas de gente comprando o curioseando de tienda en tienda en compañía de familiares, amigos o pareja. Que existan nuevas formas de comprar es compatible con las tiendas».

Y así es porque, a pesar de que según un informe del Observatorio Cetelem el 66% de los españoles seguimos prefiriendo las tiendas físicas a las virtuales, hoy más que nunca otra forma de comprar es posible. Ya no se trata sólo de comprar desde casa, los nuevos compradores quieren que otros elijan por ellos.

Ahora lo más deseado en shopping es no hacer shopping: que otros lo hagan por ti. «Las personas ya no sólo quieren cubrir sus necesidades, quieren emocionarse», explican desde Lookiero, el primer servicio de España que permite estar a la moda sin ir de compras, hacer colas en un probador y tener que elegir. Sus cajas sorpresa para fashionistas sin tiempo se suman al furor de las ya populares box (de belleza, golosinas o productos ecológicos que llegan a casa todos los meses a cambio de una cuota fija). Así, el servicio incluye un estilista 24 horas que escoge prendas exclusivamente para sus clientes. «Nuestros personal shoppers se encargan de elegir ropa que se adapta perfectamente a la talla, gustos y a personalidad del cliente», añaden. La ventaja es simple: probar diferentes estilos en la intimidad de nuestra habitación, sin desesperarse en el probador.

Salimos menos de compras (en 2016 el comercio online de moda aumentó un 9%), pero nos dejamos orientar más por profesionales. «A la gente le gusta dejarse asesorar, sobre todo si son inseguros, si se pierden con la moda o no saben lo que les sienta bien. Muchas personas buscan que les resuelvas el armario para toda la temporada, que les digas lo que les favorece y, sobre todo, que les construyas looks para todo tipo de situaciones (día a día, trabajo, cenas, fiestas, bodas…) porque, aunque parezca raro, realmente hay quien no sabe combinar», explica Márquez. «A las personas que tenemos más sensibilidad por la moda nos es mucho más fácil invertir bien el dinero en lo que compramos que a los que quizás no están tan familiarizados con ella», explica el estilista, que incide en que hay mucha gente que sabe lo que quiere y lo que le favorece, pero también hay quien compra por impulso.

Pero, destrezas combinatorias aparte, lo cierto es que otra de las grandes razones de este cambio de hábito es, sin lugar a dudas, las facilidades que ofrece. Comprar desde el sofá es sencillo, cómodo y ventajoso y, hoy, el «si no queda satisfecho le devolvemos su dinero» ha llegado a su máxima expresión en webs como Zara o Asos, con ofertas exclusivas para venta online y cambios gratuitos. Además, gracias a nuevas apps de intercambio de prendas y venta de segunda mano como Chicfy o Wallapop, los mercadillos se han vuelto 2.0. «El miedo a comprar a través de internet se ha perdido gracias a las facilidades que dan las marcas para comprar desde casa. Ya no hay problemas con las devoluciones, tenemos el mismo plazo de tiempo para cambiar lo que no nos guste… La cuestión es ponerlo fácil para que gastemos más», dice el estilista.

Y en medio de este duelo entre tradición y modernidad, también hay quien se atreve a apostar por la customización. Ejemplo de ello son plataformas como Brite Shoes, una empresa salmantina que lleva al siguiente plano el concepto de DIY (do it yourself o hágalo usted mismo) fabricando el calzado que los clientes idean a través de su página web y que permite escoger desde el tacón, hasta el material. Pero, a pesar de las comodidades que ofrece la red, tal y como David Márquez afirma, «siempre habrá personas a las que les fascine ir de compras y a otras que les horrorice. Lo curioso es que ahora son más hombres que mujeres los que van de tiendas. Será por aquello de que nosotros somos más de costumbres».

Fuente: El Mundo