Más de 3.000 personas acuden en Madrid a la tercera edición del Recycling Market, un espacio de venta de productos sostenibles.
Sobre los segundos usos de los materiales versó el taller impartido por diseñador Rubén Gómez, que eligió el PET (el plástico comercial más usado) para demostrar cómo confeccionar prendas sostenibles y duraderas. «Los tejidos reciclados no son un trapo mal hecho. Se puede hacer cualquier tipo de prenda con una calidad muy alta», cuenta.
Otros negocios apuntan a la responsabilidad social, como Bioriginal, una tienda online de productos elaborados por asociaciones de personas en riesgo de exclusión social. Como muestra, un coche y una casa de cartón que funcionan con energía solar. «La caja además viene en formato plano para reducir las emisiones de CO2», detalla María Verdú, que en su catálogo cuenta también con un premiado cuenco hecho a base de posos de café o una regadera plegable para recoger el agua que se malgasta en cada ducha.
Contra el desperdicio alimentario
«A la zanahoria andarina la vamos a tirar por rara. La naranja tiene una mancha. Esta col es pequeña», recita Ada Parellada, cocinera del restaurante Semproniana, mientras coge una a una frutas y verduras de aspecto alienígena. «Son alimentos que por su estética no tienen no tienen ningún valor comercial porque son difíciles de pelar o porque no tienen la forma habitual. Pero son perfectamente comestibles», señala.

Parellada impartió un taller para concienciar a los asistentes de otra de las lacras del actual modelo de consumo, el gran desperdicio que se produce en la industria alimentaria, tanto en el origen de la producción como en su posterior distribución. Para ello cocinó una brandada de bacalao a partir de ingredientes que habitualmente descartamos. «Queremos darle visibilidad a este gran problema que nos atañe. El consumidor es víctima pero también culpable», afirma Parellada. «¿Cómo podemos hablar de esta problemática? Lamentándonos y, sobre todo, actuando».
Fuente: El País