Si hay algo que las marcas y las empresas han tenido que tradicionalmente hacer ha sido el dar respuesta a las necesidades más profundas de los consumidores. Las cosas que compramos no solo buscamos que nos den una respuesta a nuestras necesidades concretas y cotidianas, sino que nuestros intereses y lo que nos lleva a decidirnos por una marca, producto o empresa o por su competencia es que esta nos de soluciones a un nivel más profundo. Queremos que lo que consumimos nos ayude a vivir del modo en el que queremos hacerlo.
Y ¿cómo queremos vivir? La respuesta a esta pregunta es que, claramente, queremos vivir mejor. Es lo que nos interesa y lo que buscamos, lo que nos impulsa desde siempre. Es de hecho lo que nos ha motivado e impulsado no solo a nosotros sino también a los consumidores de las generaciones precedentes. Pero ¿qué es exactamente esa vida mejor? ¿En dónde está esa frontera que hace que lo nuevo resulte mucho más positivo que lo que teníamos antes? Es en la respuesta a esa pregunta donde se puede encontrar la diferencia y donde las marcas y empresas tienen que estar atentas para comprender cómo cambian sus consumidores.
Porque, quizás, tradicionalmente lo mejor y esa vida mejorada estaba ligado a una cierta movilidad social. Es uno de los principios que han impulsado por ejemplo el consumo de productos de lujo entre una parte importante de la sociedad y de sus consumidores. Se compraban los productos en cuestión porque hacían que se viviese de un modo mejor, de una manera como la que tenían aquellos que tenían una vida que desde fuera parecía mejor. El consumo también era en cierto modo una fórmula para entrar en ese grupo o para acercarse a ellos. No hay más que pensar, por ejemplo, en cómo en las novelas de hace cien años se hablaba de los ‘nuevos ricos’ y de sus patrones de consumo.
Lo que ahora se entiende como una buena vida
Las cosas han cambiado, sin embargo. Lo que nos mueve a comprar ya no es necesariamente un deseo aspiracional y lo que nos hacer confiar en una marca ya no es exactamente lo mismo que motivaba a nuestros abuelos.
Un estudio que se acaba de realizar en EEUU ha llegado a la conclusión de que ahora mismo lo que los consumidores quieren son productos que les hagan sentir felices y saludables. Para llegar a esos consumidores, además, las marcas y empresas tienen que ofrecer una cierta simplicidad equilibrada. Quieren que los productos sean sencillos y que se muestren equilibrados en todo lo que les interesa y buscan. Eso es lo que ahora se asocia a la ‘buena vida’.
Los productos y lo que se busca en ellos no son más que una extensión de la vida y de cómo los consumidores ahora quieren vivir de un modo más equilibrado (como demuestra el creciente interés por mejorar la relación entre trabajo y hogar o como cada vez los trabajadores buscan más trabajos que los hagan felices y no tanto ricos). De hecho, y volviendo a los datos del estudio, el dinero y el estatus se quedaron en un punto tercero de cuatro opciones de lo que es importante en la vida.
Una oportunidad para las marcas
Todo ello hace que el contexto en el que las marcas y empresas se mueven sea diferente y que distinto sea también el modo en el que deben posicionarse para llegar a los consumidores. Si antes había que vender apoyándose en los deseos materiales, ahora hay que hacerlo tratando los deseos más profundos y mucho menos tangibles. «Sueñan con una vida más equilibrada, conectada y con significado», explica a FastCompany la responsable del estudio, hablando de lo que quieren los consumidores, «y esto es una oportunidad para generar más ventas y más fidelidad».
Sobre todo porque, como recuerda la experta, los consumidores quieren cambiar de vida y quieren lograr conectar con todos esos objetivos vitales, pero no tienen claro cómo hacerlo. Saben que los productos y las marcas no serán la clave de la felicidad, pero ante la falta de un camino claro a seguir estos productos y servicios son el paliativo al que están echando mano.
La cuestión es además una oportunidad para todos los sectores y para todos los nichos de producto, porque este cambio y esta búsqueda de una nueva vida mejor se realiza a todos los niveles. Queremos que desde nuestra comida hasta nueva ropa nos ayuden a encontrar la vía para esa vida mejor.
Fuente: Puro Marketing