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València: Comercios y consumidores cargan contra la saturación de puestos en las calles

La asociación del centro alerta de que ocultan escaparates y se sitúan en vías que deberían quedar todas libres de obstáculos por seguridad

La apertura de cientos de food-trucks, puestos de churros y mercadillos en Fallas volvió ayer un año más a provocar una oleada de críticas desde la asociación de comerciantes del centro, dado que en Ciutat Vella se concentran buena parte de estas paradas. Los empresarios denuncian sobre todo que se ocultan escaparates, la ubicación inadecuada de algunas en vías que deben quedar libres de obstáculos y hasta pegados a las puertas de tiendas como en la plaza de la Merced.

«Intolerable, y vergonzoso, con qué derecho un puesto ambulante obstruye totalmente la visibilidad de dos escaparates de un comercio? ¿Dónde esta el informe favorable? ¿Quién lo ha hecho y en base a qué?», fueron algunas de las preguntas que salieron desde la entidad.

Fuentes próximas a la concejalía de Cultura Festiva afirmaron que todas las autorizaciones están respaldadas por informes de los servicios municipales, como es el caso de Movilidad o Policía Local. En cuanto a la delegación de Espacio Público, su responsable, el concejal Carlos Galiana, señaló que no se han producido quejas por la ubicación de churrerías, actividad que entra en su competencia, para animar a los comerciantes a que planteen este tipo de cuestiones de cara al futuro, en las reuniones preparatorias del bando con el Ayuntamiento.

«Es intolerable y vergonzoso», dicen los empresarios sobre la masificación de paradas El entorno del Micalet era ayer un hervidero de manteros, mimos, artesanos y mendigos

Las quejas de la asociación de comerciantes no se quedaron en solitario. El secretario general de la Unión de Consumidores, Vicente Inglada, defendió al «pequeño comercio, eso es algo en lo que debemos estar todos de acuerdo», denunciando que el día 13 (por ayer) no tenían sentido «un par de puestos de venta de mojitos en la plaza de la Reina», además de observar la inconveniencia de situarse los contenedores junto al entorno monumental de la Catedral.

Las protestas de los comerciantes se centraron también en los cinco puestos abiertos en la avenida María Cristina. «Según el bando es una vía que debe quedar libre de obstáculos; no entendemos cómo se permite la colocación de todos los food-trucks en esa zona». La concejala de Protección Ciudadana, Anaïs Menguzzato, precisó tras conocer la queja que la categoría de esa calle en el protocolo de seguridad acaba a la altura de la calle Calabazas, por lo que no es ilegal el montaje de contenedores a partir de ese lugar.

Poco a poco, el centro adopta el estilo festivo y callejero, imparable pese al refuerzo de la Policía Local. La calle Micalet era a última hora de la mañana un hervidero de manteros, puestos de artesanía, mimos y otros artistas callejeros que buscaban atraer al público.

Antes, en la plaza de la Reina, los manteros escogían los lugares sin charcos para escampar las sábanas. Las terrazas de los bares estaban a reventar y las aceras parecían más estrechas que nunca, demostrando la necesidad de reurbanizar este lugar, lo que el Consistorio tiene todavía sin adjudicar.

 

«¿Dónde está la interlocución y la participación ciudadana para resolver los problemas y que los ciudadanos podamos desarrollar nuestros trabajos?», se preguntaban los comerciantes sobre la presencia masiva de puestos. «¿Están por encima sus derechos sobre los nuestros? ¿Por qué se amparan este tipo de ilegalidades?», comentaron acerca de la falta de inspecciones policiales en algunos lugares, en unas Fallas que se presumen multitudinarias al caer la cremà en lunes.

En la puerta de la Lonja, de modo testimonial pero anunciando la llegada de muchos más, dos artesanos repartían su mercancía en dos pequeñas mesitas, sin ningún tipo de permiso, algo también denunciado por los comerciantes.

Fuente: Las Provincias

AGECU - Asociación Española para la Gerencia de Centros Urbanos