La nueva lonja del Eixample regresa tras casi nueve años de obras que han permitido rescatar su aspecto original
La reforma gana para el barrio cuatro plazas triangulares en un entorno que permite «conocer la historia de la ciudad»
Del 10 de octubre del 2009 al 23 de mayo del 2018. Han tenido que pasar casi nueve años para que el mercado de Sant Antoni vuelva a abrir sus puertas, espléndido, recuperando el aspecto original, el que el arquitecto Antoni Rovira i Trias dibujó e inauguró en 1882 para que se vendiera básicamente bacalao, gallinas y derivados del pollo. Hoy la lonja, como sucedía en el siglo XIX, sigue siendo el centro neurálgico del barrio, y también una entrada de lujo a la Ciutat Vella en la que empezó todo, pero ahora en una Barcelona que nada tiene que ver con aquella humilde villa mediterránea. Cosmopolita y globalizada, la capital catalana asume el reto de conseguir que este edificio mantenga el uso para el que fue parido: adquirir producto fresco, pero también ropa, complementos, botones, hilos, y los domingos, libros, montones de libros, y postales, discos, películas y documentos añejos. Tres mercados en uno que vuelven sin haberse ido nunca.