Masificación turística, movilidad reducida, venta ilegal o dificultad para adaptarse a las nuevas tecnologías son algunos de los problemas a los que se enfrenta el comercio de los centros históricos, que reclaman a las administraciones mayores controles e integrar la actividad comercial en las políticas turísticas.
Así se ha puesto de manifiesto en el VIII Congreso internacional de los cascos históricos de España, que ha reunido en València a más de doscientos congresistas de todo el mundo para hablar de los usos y abusos de la ocupación de la vía pública, la turistificación ante la conservación del patrimonio y los retos de la movilidad, entre otros asuntos.
Ha reconocido «que el turismo es necesario» pero ha lamentado que su saturación genere la expulsión de los vecinos y ha apostado por regular los apartamentos turísticos y perseguir actividades ilegales, además de apuntar que el asociacionismo debe «facilitar» que los comerciantes vean en la venta por internet «una forma de especializarse y dotarse de valor añadido».
También ha defendido que el comercio ha de integrarse en la política turística y ha valorado que «por primera vez» se esté haciendo en València algo que en Barcelona «ya es una bomba y tiene mucho tirón», a la par que ha sostenido que hay que «buscar un turismo más rentable para la ciudad sin necesidad de que se masifique».
El presidente de la Confederación española de cascos históricos y a la vez de la asociación Compostela Monumental, José Manuel Bello Rey, ha reconocido a EFE que el comercio «está mudando» y «cerrando» con la aparición de las nuevas tecnologías y de grandes plataformas de compras y que muchos ven un problema en la masificación turística.
«Tenemos que valorar que si la gente viene es porque le estamos dando algo y los turistas ofrecen riqueza a restaurantes y hoteles y generan empleo, pero hay que buscar un equilibrio entre los visitantes y los residentes», ha apuntado y ha asegurado que «no se puede llegar a lo que ha pasado en Venecia, que recibe a 32 millones de visitantes y han llegado a los tornos».
Un representante de la Confederación argentina de la mediana empresa, Oscar Antonione, ha asegurado que la problemática «es común en todo el mundo»¨: grandes centros comerciales, venta ilegal en la calle y que el comercio tradicional no incorpora las herramientas para vender por internet.
Entre las claves para potenciarlo ha apuntado la necesidad de «integrar a los turistas con la actividad comercial» porque «una ciudad con impronta comercial y de servicios gastronómicos en torno al casco histórico, le dan vida» y ello depende de administraciones y empresas.
El gerente de la Federación abulense de empresarios de comercio, Javier Marfull, ha advertido a EFE que ciudades inscritos en la lista del Patrimonio de la Humanidad se ven «fuertemente sometidas a la vitalidad» de los cascos históricos que le han dado la protección de la Unesco y se «están topando» con la problemática de las viviendas turísticas, «que nadan en la ausencia de regulación» local y autonómica y que generan despoblación en los centros, problemas de seguridad y servicios y perdida de ingresos por la falta de control fiscal.
Ha asegurado que el comercio de esos centros debe «hacer autocrítica, tener clara su seña de identidad, adecuarse a la distribución y ser proactivos» y para ello, ha apuntado que la Administración debe «incentivar las nuevas formas de comercio», poner en valor los «comercios guapos» e «integrar al comercio en la política turística», además de apostar por la sostenibilidad.
Fuente: El Diario