Más allá de las bellas fotos de @jamesandkarla, sus creadores buscan reivindicar el pequeño negocio
Pero la mayoría de las veces, terminaban por volver a los mismos muros, ya que a muchos artistas urbanos les gustaba reutilizar el mismo «lienzo». Así que pasaban una y otra vez por los mismos barrios, las mismas manzanas. En la avenida Tompkins de Bed-Stuy, había una tienda insoslayable.
Fue la tipografía lo que llamó su atención: ponía «Katy’s Candy Store” con letras inclinadas, desiguales y multicolores. También, los carteles retro del escaparate anunciando caramelos a 39 centavos y C&C Cola. De repente, su cámara cambio de objetivo.
@Jamesandkarla está llena de escaparates y carteles que parecen extraídos de tiempos pasados, porque en verdad, de allí procede con la mayoría. Como por ejemplo Rizzo’s Fine Pizza, un restaurante italiano de los años 50 situado en Astoria; o Marietta, una tienda de ropa de los años 40 en Carroll Gardens. «En los viejos tiempos, antes de Internet, antes de que pudieras buscar un lugar en Yelp, el cartel, el escaparate que tuvieras era muy importante», explica James. «Nos emocionamos mucho cuando alguien se toma el tiempo y el esfuerzo de decorar el exterior de su negocio».
Lo cierto es que la mayoría de sus fotos podrían categorizarse como «Old New York” (el Nueva York antiguo), una denominación que usan sus habitantes para describir las versiones previas de esta ciudad en constante cambio. Pero lo esencial, dicen James y Karla, es recordarle a la gente que estos negocios están aquí hoy, en el presente. «Simplemente tratamos de crear conciencia sobre el encanto que tienen estas pequeñas tiendas«, dice James. «Queremos que las personas sean conscientes de lo importantes que son para el tejido de la comunidad. Y si compras allí, porque esa es la clave para que estas tiendas sigan abiertas, necesitan clientes, puedes ayudarles activamente a que mantengan el negocio”.
Ya sea porque les echen los propietarios o simplemente porque no hay nadie que quiera seguir regentándolos, los pequeños negocios de la ciudad de Nueva York están desapareciendo a un ritmo alarmante (una pérdida especialmente triste fue Glaser’s, una panadería del Upper East Side, conocida por sus galletas blancas y negras, que cerró este verano). A menudo, James y Karla comparten en su cuenta estos escaparates ya cerrados junto con un largo pie de foto narrando su historia. De esta forma, a pesar de que el lugar haya desaparecido, buscanevitar que se olvide.
@Jamesandkarla publican material aproximadamente una vez al día: una tarea ambiciosa, incluso contando con un abultado archivo de fotos antiguas. Cada noche, pasan dos horas preparando su siguiente publicación: decidir la foto, la leyenda que quieren escribir (James y Karla suelen entrevistar a los propietarios de las tiendas que fotografían, convirtiendo así su Instagram en un proyecto artístico y periodístico). Luego le siguen al menos dos días de trabajo de campo, uno para el reconocimiento, y otro para disparar con su cámara analógica.
A veces se enamoran tanto de una tienda que solo fotografían esa en todo el día. Así fue cuando se toparon con Emily’s Pork Store en Williamsburg. «Pasamos horas», dice James. «Está llena de personajes. Hay un repartidor de 80 años cantando Sinatra, y luego otro señor que no para de soltar frases célebres y solo se acerca a la tabla de cortar para prepararse un sándwich. Mientras tanto, el dueño de la tienda cuenta historias entre pedidos».
Admiten que eligen un barrio u otro sin orden ni concierto: «Ojalá pudiéramos decir que somos muy organizados. Pero perdería toda la gracia si lo fuéramos «, dice Karla, aunque estiman que han visitado cada vecindario de Nueva York al menos tres veces.
Sería fácil concluir que James y Karla están documentando una forma de vida en vías de desaparecer, pero ellos no lo ven en absoluto de esa manera. Hablan con pasión de todos los nuevos carteles y escaparates del Lower East Side, los de lugares como Scarr’s Pizza y Regina’s Grocery. «Locales así mantienen el viva el alma”, dice Karla. «La gente piensa, ‘bueno, sí, el pequeño negocio se muere’. Nosotros no lo creemos así, ni por un momento”.
Fuente: Vogue.es