Aunque en su momento se esgrimieron beneficios como el ahorro energético, lo cierto es que la práctica ha demostrado que el cambio de hora apenas tiene impacto económico. Lo que sí resultaría nefasto sería un desfase horario entre los Estados miembros de la Unión Europea.
“Normal que ese fuera el resultado en un país con pocas horas de luz”, argumenta para el caso de Alemania José Díaz Canseco, experto en transformación y liderazgo en la EAE Business School y miembro de la Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios (Arhoe . La consecuencia de la votación ha sido el anuncio de proponer, por parte de la Comisión Europea a la Eurocámara la posible derogación del cambio de hora. Algo que, en el mejor de los casos, no llegaría hasta 2020-2021, en opinión de Díaz Canseco, convencido también de que finalmente habrá un único horario para todo el año.
El experto se basa en que está demostrado que el cambio de hora afecta a las personas, especialmente a niños, personas mayores y a aquellos que padecen alguna enfermedad crónica. Dependiendo de la sensibilidad de cada uno, la media para adaptarse al nuevo horario oscila entre los dos días y las dos semanas ocasionando trastornos como nerviosismo, insomnio o problemas digestivos, entre otros. Recuerda también que lo habitual en los seres vivos es sincronizar nuestros hábitos a las revoluciones de la tierra. Así lo hacen la mayoría de las plantas, los animales y los humanos tal y como demostraron hace tiempo los galardonados con el Nobel de Medicina el año pasado por sus descubrimientos sobre los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano.
A España le beneficia el horario de invierno
Pero si la opinión parece unánime en cuanto a abolir el cambio de hora dos veces al año, las discrepancias surgen en cuanto a la elección del horario definitivo, el de invierno o el de verano. Así, mientras que los alemanes se decantan de forma mayoritaria por el horario de verano, los expertos como Díaz Canseco consideran que a España le conviene el de invierno. Es decir, por el que nos regimos ahora desde octubre hasta marzo, sin efectuar más alteraciones a lo largo del año. De estas controversias surge la necesidad de reunir a un comité de expertos que decida lo que más interesa a la mayoría “porque lo que sí parece estar claro es que una descoordinación de horarios entre los países miembros de la UE tendría un impacto negativo en la economía y fragmentaría el mercado único”.
En 2007, la Comisión Europea presentó un informe que subrayaba la importancia de mantener el horario armonizado para garantizar un funcionamiento adecuado del mercado interno, principal objetivo de la directiva. Ahora con la propuesta de Bruselas parece que se abre el melón de las preferencias para que cada país decida libremente. La manifestación del Ejecutivo español al respecto es que la decisión tendrá que esperar a la valoración del impacto real, pero ya se han alzado voces como la del Gobierno de Canarias aclarando que el archipiélago seguirá teniendo una hora menos. También han surgido ya algunas discrepancias en Galicia. En cualquier caso será el Consejo Europeo el que tenga la última palabra.
Independientemente de la solución que adopten, Díaz Canseco entiende que, en cualquier caso, las empresas y los agentes españoles deberían hacer un esfuerzo por racionalizar los horarios laborales en mejora de las cuotas de productividad, donde seguimos estando a la cola. Lo apropiado sería, en su opinión, flexibilizar los horarios y reducir los tiempos de descanso durante la jornada de trabajo, a veces con dos horas para comer en los horarios partidos, para poder salir antes sin tener que reducir la jornada.
Fuente: Emprendedores