Once escaparates de comercios vitorianos acogieron ayer los shows de prestidigitadores de todo el mundo
La corta duración de los pases permite crear rutas personalizadas. «Después de ver a Sergi Buka vamos a ver a Mario López, ¿de acuerdo?», planificaban los adultos amantes de la magia. Entre los pequeños la impaciencia era tal que algunos trataron de colarse dentro de la librería Arlekin para descubrir los secretos del mago catalán antes de tiempo. Los más formales se pegaban al escaparate como si se tratase de una pantalla de televisión incluso mientras estaba vacío.
A menos de 300 metros, la madrileña Amelie demostró que, además de sombras, las manos también permiten crear luz en otra librería. Astrolibros 2 acogió el espectáculo de esta joven que desató la imaginación de los niños con la ayuda de su maleta. Como si de un graffiti luminoso se tratase, invocó pequeñas bolas de luz con las manos para después estamparlas en un pañuelo. Más tarde hizo lo propio con las mariposas que salieron de su libro, e incluso consiguió solidificar una huidiza pompa de jabón.
Mayor oferta
El escaparate de Ana Moraza, en la plaza Lovaina, hizo las veces de escenario para el jienense Mario López en la edición más numerosa de Escaparates con magia. El mago y humorista francés Patrice Curt desarrolló su show en Violeta Marengo, en la plaza de la Provincia, mientras el marroquí Youssef Chouiter se instaló en Tribal Area, en la calle Pintorería.
Fuera del Casco Viejo, la rusa Kristal llamó la atención de quienes se bajaban en la última parada del tranvía a Angulema desde la tienda Arantza Floristas, y el francés Bertox actuó en la peletería Urbieta de la calle San Prudencio. La maga francesa Marine Métral sorprendió en Star Bikes, en Teodoro González de Zárate, pero una de las actuaciones que más aplausos levantó fue la de la artista italiana Mágica Gilly, una de las pocas ilusionistas del mundo con síndrome de down, que deleitó con su talento en la tienda de muebles Andrés Díaz.
Fuente: El Correo