El comercio del centro se focaliza en los turistas y retroceden las marcas locales
Barcelona ha perdido peso en los últimos años como centro de servicios financieros y culturales mientras se ha consolidado como uno de los mayores centros turísticos de Europa, y el comercio de la ciudad se ha transformado para adaptarse al nuevo entorno. Según un estudio realizado por la consultora Cushman & Wakefield, el centro de la ciudad ha ganado 62.000 m2de superficie comercial desde el 2010, que han ido exclusivamente a albergar nuevas tiendas de moda de marcas globales, en detrimento también de las enseñas locales y de la restauración.
En los últimos años el paseo de Gràcia ha visto el cierre de las oficinas del Deutsche Bank (en el número 111), Ibercaja (80), Banesto (1) y de las aseguradoras Adeslas (85) y Generali (11), mientras en la plaza Catalunya se han ido el BBVA (en el número 6) y Caja Madrid (9), en una tendencia que venía de antes de la crisis con el cierre en la plaza de Banesto y el antiguo Banco Central y en el paseo de Gràcia de las sedes de Banco Sabadell y Banco Hispanoamericano.
Tras el sector bancario, los establecimiento culturales lideran las salidas, como el teatro Novedades (que ocupó el paseo de Gràcia 14), el cine Alexandra, el Coliseum y la librería Jaimes (en la Rambla Catalunya 90, 23 y 52), así como las librerías La Formiga d’Or en Portal de l’Àngel y Canuda, en la Rambla. Entre los nuevos ocupantes, por el contrario, predominan las grandes marcas de lujo como Luis Vuitton, Versace o Rabat, de gran consumo como Massimo Dutti, Zara, Levi’s, H&M, Mango, Oysho, Pronovias, Lush o Desigual y más recientemente la tecnología, con las grandes tiendas de Apple y Mediamarkt e incluso el automóvil, con el nuevo concesionario
de Seat.
“El centro de Barcelona se ha convertido en un referente de la moda y el lujo a nivel internacional. La ciudad ha sabido venderse y capturar el interés inversor de las grandes firmas mundiales”, señala Oriol Barrachina, presidente de Cushman & Wakefield España.

Domènec Casellas, socio del área de comercio de la consultora, reconoce que el centro se ha “escorado” hacia la moda aunque a su juicio refleja el impacto de los cambios de hábitos de los consumidores. “La digitalización ha hecho que los bancos no necesiten tantas oficinas, una tendencia que además seguramente se acelerará, y ha cambiado las vías de consumo cultural”, recuerda.
La digitalización ha hecho que los bancos ya no necesiten
tantas oficinas
Los altos alquileres han expulsado también de la zona a las marcas locales, como Vinçon, Colmado Quilez o Biosca & Botey en paseo de Gràcia o Merceria Santa Ana de Portal de l’Àngel. “El valor de estas calles sólo se justifica si la tienda atrae las compras de los turistas, que en general son muy marquistas”, señala Casellas. Así, el comercio del centro se focaliza en captar las compras de los turistas, además de los clientes nacionales, que aunque diversifican más, se ven atraídos por las marcas únicas o las tiendas estrella de firmas de gran consumo, que albergan toda la colección.