Domènec Casellas, socio de locales de Cushman & Wakefield recuerda que el centro de Barcelona ha incorporado 62.000 m2de locales desde el 2010, una superficie equivalente a dos veces L’Illa Diagonal, creciendo en vertical hacia las plantas superiores que anteriormente fueron oficinas o viviendas. “Esta mayor oferta, unida a un menor demanda porque muchos comercios tienen menos interés en tener una amplia red de tiendas baja los precios de las ubicaciones secundarias” advierte.
Impulso turístico
Sagrada Familia y en menor medida Gràcia son las zonas líderes más allá del centro
En el centro urbano, las rentas han subido, aunque moderadamente, en paseo de Gràcia, plaza Catalunya y las Ramblas, mientras que han bajado en Pelai, rambla Catalunya y sus travesías. “Rambla Catalunya es una de las zonas con más rotación porque las rentas no se corresponden con los ingresos que generan los locales” recuerda Aguilar. “El negocio que tienen los operadores en esos locales no es muy distinto del de Gran de Gràcia, que tiene unas rentas muy inferiores”, remacha.
Los operadores abren y cierran al poco tiempo, y a veces los locales pasan tiempo vacíos. “Es una cuestión de precio, no de falta de demanda” destaca Casellas que asegura que “los propietarios de los locales son generalmente familias, poco profesionalizadas, que no siempre aceptan fácilmente cual es el precio de mercado”.
Forcadell destaca que Sagrada Família, como eje comercial cuasi prime , es sólo el perímetro del templo y la avenida Gaudí y está completamente centrado en el turismo, con agencias de coches o tiendas de souvenirs. Gràcia, en cambio, incluye Gran de Gràcia y Travessera y la vitalidad comercial llega incluso a las segundas líneas, impulsada por los clientes locales pero también por turistas, porque la Vila es una de las atracciones que sale en las guías.
El factor urbanístico
La remodelación de los mercados de Sant Antoni y Sant Andreu han sido claves
Otro de los ejes punteros de la ciudad es el de Sant Gervasi, que incluye las calles Aribau y Muntaner entre Diagonal y Vía Augusta, con compradores totalmente locales. El tejido comercial incluye restaurantes, ocio nocturno, clínicas y servicios junto con su tejido tradicional de moda y hogar que supone aún un 25%.
La zona que más se ha revitalizado es la de Sant Antoni, impulsada por el mercado remodelado y la supermanzana que lo rodea, que se ha convertido en un eje de restauración. “En apenas cinco años los alquileres se han multiplicado por cinco” explica Aguilar.
Otros eje comercial en alza es el de Sant Andreu, impulsado por la remodelación del mercado y la peatonalización, como sucedió en Sant Antoni. Aqui, destaca Forcadell, Gran de Sant Andreu ha captado nuevos operadores, especialmente de la restauración, que ha dinamizado incluso las calles de la segunda línea.
Fuente: La Vanguardia
Alternativas de proximidad ante la masificación del centro