El pequeño comercio, en caída libre, con 22 cierres de tiendas diarios
El pequeño comercio está en horas bajas. Y ya no se trata de un hecho aislado, sino que se ha convertido en una tendencia que va en aumento. La irrupción de plataformas digitales como Amazon o Alibaba, la dura competencia que ejercen grandes empresas como pueden ser Inditex o El Corte Inglés, y el hecho de que las nuevas generaciones cada vez estén más acostumbradas a comprar a golpe de ‘clic’ está acarreando serias dificultades de sobrevivir a esos negocios de toda la vida -ferreterías, mercerías…-, que parecen abocados a la desaparición. Hasta tal punto que en los últimos cuatro años han desaparecido 22 comercios de media cada día. Así, el número de autónomos de este sector se ha reducido en 31.300 personas desde julio de 2015, una caída próxima al 4%, según los últimos datos de afiliación de la Seguridad Social de julio recogidos por la asociación UATAE.
Además, la pérdida de comerciantes en España se ha ido intensificando año tras año: se dieron de baja en el RETA 2.693 cotizantes en 2016, cifra que se duplicó con creces en 2017, cuando ascendieron a 7.038 negocios, y aumentó hasta los 10.032 en 2018. En 2019 tocó máximos al echar el cierre 11.537 tiendas, siempre con datos de julio de cada año.
Sin embargo, en Asturias, sostiene la Unión de Comerciantes, la situación «no es tan dramática como en otras comunidades autónomas». Así lo explica Sara Menéndez, presidenta de la entidad, quien asegura que «el ‘boom’ turístico de los últimos veranos se nota y ha influido mucho en las ventas». Además, el pequeño comercio asturiano se ha adaptado, indica, a los nuevos tiempos y son muchos los negocios que disponen ya de tienda ‘online’ y de redes sociales, aunque aún persisten los más tradicionales.
A pesar de que el conflicto no es tan acuciante como en el resto del país, Menéndez reconoce que hay zonas en las principales ciudades de la región que lucen una imagen desoladora. «Da mucha pena ver calles como Menéndez Valdés, en pleno centro de Gijón, con tantos locales cerrados porque dinamitan esa zona», apunta. Por ello, propone gravar a los propietarios de estos inmuebles, como ya hacen otras comunidades, con las tasas de luz y basura que se suelen abonar cuando el comercio está operativo para promover su alquiler. «Hay locales que llevan muchos años cerrados, parece que no hay forma de reanimarlos y esta sería una alternativa», plantea.
Fuente: El Comercio