Empresas industriales y de servicios auxiliares afrontan las mayores tensiones de tesorería. La necesidad de financiación podría superar en un 67% a la ofrecido por el Gobierno
Así figura en un informe distribuido entre las grandes entidades financieras por la consultora norteamericana Alvarez & Marsal. Los expertos han estudiado distintos escenarios de necesidad de liquidez: por caída de ventas (25%), por salarios a pagar (dos veces el de 2019) y por potenciales tensiones de tesorería (entre 12 y 18 meses) durante la tormenta económica provocada por el coronavirus. La consultora cree que el cálcula que más se amolda a la realidad es la de tensiones de tesorería, lo que daría lugar a necesidades de 215.000 millones. Pero hay otros escenarios que elevan la cifra hasta 325.000 milllones cuánto podrían pedir a los bancos.
El informe criba la necesidad y capacidad de financiación por sectores. Las empresas industriales son las que más liquidez requieren, 70.080 millones, seguidas de las de comercio minorista (34.401 millones), transporte y almacenaje (19.079 millones) y ‘holdings’ y sociedades de cartera (16.030 millones).
Margen de maniobra
Las que afrontan peor esta crisis —mayor potencial de déficit de liquidez— son las industriales (31.672 millones), ‘holdings’ y sociedades de cartera (15.753 millones) y constructoras (4.657 millones). Estos son los sectores donde más compañías pueden caer por tensiones de liquidez, al perder gran parte de sus ingresos, y no tener mayor capacidad de endeudamiento. Por contra, las que más ‘sobradas’ irán durante los próximos meses serán las energéticas, con un excedente sobre su capacidad de financiación de 24.741 millones, seguidas de inmobiliarias (17.743 millones) y tecnologías de la información (13.241 millones).
La banca española llega con margen a esta nueva crisis, con una morosidad del 4,8% en febrero y una tasa de capital en máximos históricos, del 12,2%, que ofrece más margen para absorber potenciales pérdidas.
Las entidades están haciendo diversos análisis a la hora de distribuir los avales del Gobierno y su propia financiación. El principal, es si la empresa en cuestión tiene un problema puntual o presenta pocas papeletas de sobrevivir a la recesión del covid-19. La segunda lectura es si la necesidad de liquidez es razonable o desorbitada. El tercer paso es determinar si el riesgo es asumible, con o sin el apoyo del ICO, o si ni con esas se puede salvar la compañía. La banca se encuentra en un momento de máxima capacidad para abrir el grifo del crédito. Y, aun así, puede ser insuficiente.
Fuente: El Confidencial