Este lunes podían abrir con cita previa los comercios de menos de cuatrocientos metros cuadrados, pero a la mayoría no les ha dado tiempo a prepararse
Las tiendas de ropa cambian los escaparates que se habían quedado congelados en el invierno y etiquetan la nueva mercancía para atender a los clientes con cita previa
Los comerciantes están angustiados con la nueva realidad, que les obligará a desinfectar los probadores y otras superficies de la tienda tras cada cliente
No les ha dado tiempo a prepararse. A cambiar las colecciones. A adaptar sus tiendas a las nuevas medidas de seguridad e higiene. Las normas para la reapertura de negocios de menos de cuatrocientos metros cuadrados no se publicaron en el Boletín Oficial del Estado (BOE) hasta el domingo por la tarde. Con ese escaso margen, dicen los comerciantes, era imposible tener todo listo para empezar a despachar este lunes.
María tiene una céntrica y coqueta tienda de ropa y complementos en A Coruña. El local mide unos 100 metros cuadrados, por lo que este lunes ya contaba con autorización para retomar su actividad. Podía atender a clientes con cita previa. Sin embargo, no lo ha hecho. “Hay mucho que preparar. Tengo que planchar, etiquetar la ropa, ordenar la tienda… Cuando me marché tenía expuestas prendas de invierno y ahora hay que sacar la mercancía nueva. El BOE no nos dio margen de maniobra”, comenta María Menéndez.
María llegó de París justo el día en el que se declaró el estado de alarma en España. Había viajado allí para comprar prendas para la nueva colección. “Tenía la ropa en cajas y allí se quedó, en cuarentena”. Ahora, la reapertura le está trayendo muchos quebraderos de cabeza. Trabaja sin descanso para poder atender a sus clientes cuanto antes y para garantizar que las compras se produzcan con las máximas garantías de higiene.
Con este protocolo, asume que buena parte de la jornada se la pasará desinfectando y que apenas podrá atender a dos o tres compradores en una mañana. “Si una viene a las diez, la siguiente no puede venir hasta las doce”, comenta. A los trabajadores del sector textil les preocupa, también, cómo mantener las distancias con los clientes. “¿Cómo le cojo los bajos o le ajusto un vestido a una clienta manteniendo los dos metros de distancia? Es que todo es como una pesadilla. Prefiero no pensarlo. Si lo pienso no me levanto de la cama”, concluye María.
Rosa Dapena: “Más que angustiadas, estamos de los nervios”

Rosa confiesa tener miedo, sufrir insomnio. Ella tiene, desde hace cinco años, una tienda de novias en Vigo (Pontevedra). Tampoco ha abierto este lunes. Y no tiene pensado hacerlo en toda esta semana. “En el sector no ha abierto nadie”, confiesa Rosa Dapena a NIUS.
Hasta ahora no ha tenido llamadas de novias interesadas en probarse sus trajes. Solo contactan con la tienda clientas que quieren anunciar que sus eventos se aplazan hasta 2021. Con la mayoría de eventos pospuestos, dar salida a la nueva colección se antoja como una misión casi imposible.“Más que angustiadas, estamos de los nervios. Porque el alquiler y los gastos los hay que pagar igual”, explica.
En su caso, el protocolo de seguridad impide que entren en su establecimiento más personas que la novia. “La mayoría suelen venir acompañadas por la madre y por amigas. Pero, a partir de ahora, solo puedo estar yo con ellas”, comenta Dapena. “Ambas, tanto yo como la clienta, tendremos que llevar mascarilla y guantes. Por supuesto, tener gel hidroalcohólico y desinfectar absolutamente todo entre clienta y clienta”, añade.
Los trajes de novia son prendas caras. Hay mucho dinero en juego. A Rosa se le saltan las lágrimas solo de pensarlo. Cree que el aplazamiento de los eventos nupciales condenará a muchos negocios a la ruina. “No sé cómo vamos a sobrevivir a esto”, explica. Abrirá el día 11. Eso sí, si hay novias a las que atender.
Fuente: niusdiario