Durante el confinamiento se batieron récords de usuarios, pero el mes pasado las transacciones electrónicas ya cayeron un 18% respecto a abril.
Como es natural, la fiebre del comercio ‘online’, que tocó techo en las semanas más crudas del confinamiento, ha comenzado a calmarse. Los analistas explican que es curioso que una sector que tradicionalmente se ha visto beneficiado de las reservas de viajes y hoteles o de la compra de billetes de avión y de tren haya permanecido pujante durante el estado de alarma. El motivo es evidente y es que, ante la imposibilidad de hacer compras físicas, más de un usuario experimentó por primera vez con la compra ‘online’, que se ha extendido tanto con motivo de la crisis sanitaria como el teletrabajo.
El pequeño comercio ya reclamó al Gobierno en abril que limitara la venta «online» a productos de primera necesidad para equiparar su actividad a la que ofrecían los establecimientos físicos durante el estado de alarma. Según la Confederación Española de Comercio (CEC) las tiendas físicas quedaban en «clara» desventaja competitiva y su presidente, Pedro Campo, denunció que “vender por internet de todo cuando el comercio está obligado a cerrar, no es de recibo».
En un reciente informe de BBVA Research es curioso comprobar cómo el ‘ecommerce’, asociado generalmente a alojamiento y viajes, ha encontrado nuevos ámbitos de expansión. Así, las transacciones comerciales suben en lo referente a alimentación, hogar, belleza, deporte y libros, pero muestra una acuciante caída en todo lo que tenga que ver con desplazamientos y transporte. “La reducción de la demanda de transporte, alojamiento y viajes explica el descenso del gasto ‘online’, a pesar del crecimiento de dos dígitos de las compras en los restantes sectores”, explican los autores del estudio. Aunque el gasto por internet en equipamiento del hogar y alimentación supera en más de un 40% las cifras ‘precovid’, el comercio electrónico no ha recuperado el nivel previo a la crisis, lastrado por los sectores que acostumbraban a liderar Booking, Airbnb, Renfe, Iberia y mil y una agencias de viajes.
Fuente: Heraldo