El confinamiento ha aumentado las ganas de renovar los hogares y ha permitido ahorrar a algunas familias, lo que ha creado un ‘atasco’ en las tiendas.
Así lo confirma Mariano Barbed, gerente de Barbed Selección y presidente de la asociación de comerciantes de muebles de Aragón: “Se ha juntado todo. Para empezar, teníamos dos meses de proyectos pendientes de hacer, porque se paró todo de un día para otro. Luego, al estar tanto tiempo en casa, se han visto necesidades y carencias en los hogares, como sitios en los que teletrabajar”, señala.
El caso es que este sector, al contrario de la mayoría, “no ha notado una caída en la actividad”, sino más bien al contrario. “Lo que no sabemos es lo que pasará en otoño”, señala Barbed. Los clientes han tirado, principalmente, por una “renovación de los sofás” y por “habitaciones juveniles”: “Al estar los hijos tanto en casa, se han dado cuenta de que hacía falta darle una vuelta”, observa.
Con este aumento de la demanda, y con unas fábricas que se resienten del exceso de trabajo, “los plazos se alargan más de lo normal”, señala Barbed, y se van generalmente a los dos meses de espera para montar una habitación.
Alba Zapater, de Muebles Soluciones (con tres tiendas en Zaragoza), confirma que tienen “mucho volumen de trabajo”, y lo achaca a que “se le ha dado más valor al mueble” durante este tiempo. “La gente ha convivido más con ellos y se ha dado cuenta de que igual necesitan un cambio”, señala. Además, considera que en otros años “las familias en esta época del año pensaban en viajar de vacaciones”, pero que ahora “las prioridades han cambiado”. En su caso, están tardando alrededor de una semana en hacer los proyectos y “unos dos meses” en tener el montaje acabado.
En el caso de Famat Reformas, empresa familiar especializada en baños y cocinas, señalan que ha habido “un repunte de trabajo”. “Parece que la gente estaba con ansias de hacer cosas”, dice Faustino Doñate, propietario de la empresa, quien añade que “al pasar tanto tiempo en casa, la gente se ha dado cuenta del baño que tienen, por ejemplo”. Ellos están dando un plazo de “dos o tres meses” para ejecutar un proyecto, por encima de lo habitual. Un pico de trabajo (y, por tanto, de facturación), que es “bienvenido” tras dos meses de cierre obligado.
Fuente: Heraldo