Al aire libre. Decenas de comercios sacan esta semana sus productos a la calle en esta tradicional iniciativa dentro de las rebajas de verano
La temporada de primavera-verano casi no ha existido en este 2020 raro. «Los dos meses que mejor trabajamos en todo el año hemos tenido que tener los comercios cerrados», apunta Amagoia Iceta, de la boutique Urritz. Así que la braderie del verano irundarra se torna especialmente importante. «Las rebajas, con Covid o sin él, ya no son lo que eran», matiza Mikel Juaristi, de la zapatería VAS, «por eso mismo es tan importante esta braderie en este momento, para ir sacando género».
Juaristi, como muchos comerciantes, aprecia esta iniciativa de la asociación de comercio Mugan. «Seguro que nos va a ayudar a atraer a la gente, a movilizarla». «Porque no se trata sólo de las ventas», añade Mihaela Sotiropol, de la tienda de ropa de hogar y de baño Salo2, que se encuentra en San Miguel. «Sirve también para que la gente, viendo el género expuesto en la calle, se haga más fácilmente una idea de lo que tienes y que el día que lo necesite, sepa dónde estás», asegura.
La idea de sacar el producto al exterior tomó cuerpo en Irun en 2007 y desde aquel año viene participando Urritz. «Siempre nos ayuda a ir cerrando la temporada y es algo que a la clientela también le gusta porque es algo diferente y siempre se encuentran buenos precios». El efecto de esta braderie que arrancó el lunes y finaliza el sábado ya se ha dejado sentir «desde el primer día. Además el lunes salió espléndido y eso siempre ayuda a que la gente se anime. A mí me hace mucha ilusión ver a la gente por las calles y creo que una braderie ayuda a que eso pase», asegura Iceta.
«Hay menos visitantes, pero el cliente de la ciudad ha estado muy presente desde que terminó el confinamiento»
Otra peculiaridad de la edición de este año es que eso que la hostelería ha hecho con las terrazas lo hace ahora en menor escala el comercio. Salir del local a la calle. «Desinfectamos cada prenda que alguien se prueba, ponemos gel para las manos y carteles de mascarilla obligatoria, el aforo es de dos personas en la tienda… Hay garantías de seguridad en el comercio», asegura Sotiropol. «Es un esfuerzo importante para los comerciantes», añade Juaristi, «pero es muy importante hacerlo para que la clientela esté segura y se sienta segura». Ambos coinciden en que «eso ayuda a que la gente se anime a ir de compras y elija tu comercio». La braderie permitirá ganar la calle durante esta semana «para quienes igual no están aún del todo cómodos en las tiendas y nos puede ayudar a que vean cómo estamos cumpliendo con todas las medidas».
Menos francés, más irundarra
La edición de este año tiene además un cierto aire de agradecimiento. Los comerciantes locales aseguran haber sentido el apoyo de sus vecinos en estas circunstancias duras, «especialmente el mes posterior al confinamiento», afinaba Maeztu. Ha habido campañas de sensibilización y llamamiento a defender la economía local acudiendo a los comercios de la ciudad, iniciativas que encajaban «en un trabajo en esa línea que llevamos años haciendo. Y la respuesta de la gente de Irun ha sido muy buena. Han demostrado una gran fidelidad hacia su comercio y se ha notado».
También se ha notado, pero en el otro sentido, la bajada de público francés en el mes de julio que, gracias al aporte local, ha acabado siendo «no muy distinto de otros años», apunta Juaristi. «Los primeros días de agosto parece haber mejorado algo la presencia de visitantes», comenta Maeztu, siempre recordando que habla «de sensaciones, no de datos. El apoyo de los irundarras a su comercio ha sido fundamental porque se ha concretado donde realmente hace falta: en las tiendas, en las ventas, en el contacto entre cliente y comerciante que además son vecinos y, muchas veces, amigos… Los lazos se han fortalecido».
Maeztu subraya lo importante de esto último porque esto aún no ha acabado. «Desde el sector comercial vamos a aseguir trabajando y esforzándonos, vamos a seguir desarrollando iniciativas para revertir la situación. Va a seguir haciendo falta el apoyo de los ciudadanos y que las instituciones también ayuden, como han venido haciendo». Han sido meses duros a los que algunos negocios no han sobrevivido y los que lo han hecho, miran con preocupación lo que viene. «Necesitamos que el virus afloje un poco para que la campaña de otoño sea algo mejor, para que la gente se sienta más segura y se anime a ir de compras y podamos vender. Si no, todo se va a poner muy complicado», prevé Sotiropol.
Fuente: Diario Vasco