Una decena de indicadores y estadísticas anticipan la reactivación a partir de abril
Apenas hay un puñado de datos. El horizonte es aún confuso, turbio, impreciso. Una recuperación digna de su nombre está aún muy lejos. Pero España empieza a rebotar: tras un 2020 para olvidar, con la peor caída del PIB desde la Guerra Civil, una decena de indicadores recopilados por EL PAÍS apuntan a que el motor de la economía vuelve a arrancar. Al invierno del descontento que dejó la pandemia le sigue una primavera más despejada: el Gobierno ve un rebote desde mediados de abril, sujeto a todo tipo de riesgos, y una aceleración en los meses venideros. La economía se la jugará en verano, con la temporada turística.
Las grandes pandemias dejan un escenario de pesadilla, pero la historia sugiere que inmediatamente después suelen llegar tiempos interesantes. Rebotes económicos vertiginosos cuando las incertidumbres se desvanecen y la gente empieza a gastar. Destrucción creativa: empresas y sectores capaces de identificar nuevas oportunidades. Y riesgos políticos: a la gripe española le sucedieron los felices años veinte, pero después la llegada al poder de fascismos, comunismos y el resto de demonios del siglo XX. Las economías occidentales acaban de entrar en la primera fase, la del rebote tras el drama que dejaron la covid y el Gran Confinamiento. España llega un poco más tarde a esa ola, pero finalmente el rebote ya ha empezado, a juzgar por un buen puñado de indicadores que reflejan un cambio en el estado de ánimo de los agentes económicos.
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