Evolución acelerada. Las limitaciones que sufren los tenderos y sus clientes han obligado a ambos a reajustar su relación y la forma de comprar. En año y medio ha habido cambios de gran calado
La pandemia no solo ha supuesto incorporar nuevas medidas sanitarias en el día a día de las tiendas de barrio, sino que también obligó a cambiar los hábitos de los usuarios. Un ejemplo de ello es el gran auge de la venta online. Según el Instituto Nacional de Estadística, en el último año el comercio electrónico ha tenido un impulso considerable. «En junio de 2020, las ventas del comercio minorista por este canal fueron un 71,2% superiores al mes del año anterior».
Casi el doble. María Puente, propietaria de la tienda de moda Soul Love (Gijón), inauguró su local al inicio de la pandemia y asegura que «la gente no entraba a la tienda, pasaba de largo». Sin embargo, la situación es bien distinta en su página web: «La mayoría de las ventas que tengo ahora mismo son online, sobre todo a través de las redes sociales, que es donde promociono mis prendas y estas tienen más alcance», explica Puente.
Yolanda Vega, también responsable de una tienda de moda, Pikara (Oviedo), coincide con María en que los envíos a domicilio han aumentado desde que empezo la pandemia. «El cambio digital es lo más significativo, está ahí y hay que adaptarse a él. Ahora mismo el cliente te pide facilidades para poder gestionar pedidos desde su casa y tienes que dárselas».

Lucía Marmiesse Empleada de la ortopedia Poliortos (Gijon)
No es solo vender más. Es vender distinto. En las tiendas de ropa, ahora son muchos los que no pueden probarse lo que quieren comprar. Hay vendedoras que se han convertido en modelos que, a diario, presentan a sus cada vez más fieles seguidores (sobre todo, seguidoras) qué tal les sienta a ellas mismas tal o cual conjunto. Para tal o cual ocasión.
Yolanda, por ejemplo decidió poner en marcha un servicio electrónico, vía whatsapp, para fidelizar a su clientela y continuar su trabajo de asesora desde la distancia. «Nos escriben al número de la tienda para pedirnos las prendas que quieren probar y nosotros las envíamos a domicilio. Ahora mucha gente prefiere probarse la ropa en casa», explica Vega. El programa tiene una buena acogida entre la clientela, pero la propietaria confiesa que «se echa en falta un trato más cercano con los clientes, para asesorarles». «No es lo mismo probar un vestido sola en casa que acercarte a la tienda y que te ayuden», dice Yolanda. Otro ejemplo similar es el de Sandra Pérez, propietaria de la tienda Sam & Coco que, pese a que aún no cuenta con una gran demanda online, ya ha afrontado variaciones. «Me vi obligada a cambiar por completo la web de la tienda y también a darle un empujón extra a las redes sociales», explica Pérez.
Samuel Guillén Responsable de la Pescadería Casapesca (Avilés)
Los locales de alimentación como la Pescadería de Casapesca en Avilés también han variado con cierto vértigo. El negocio lleva más de 60 años en activo, pero nunca había vendido tanto a domicilio: «En la cuarentena se dispararon las ventas online, el 80% de las compras eran por teléfono o web», explica Samuel Guillén, uno de los responsables de la pescadería. Y aunque mantienen la cercanía con los clientes y las colas a la entrada del local continúan día a día, Guillén aprecia que «los clientes cada vez valoran más el servicio a domicilio».
Los hay que no venden por web, por la esencia del negocio. Pero incluso en ellos la atención al cliente cambió respecto a la forma habitual de trabajar. «Durante la pandemia nos pasábamos la mañana entera llamando por teléfono porque teníamos lista de espera cada vez que teníamos una nueva remesa de productos», explican los responsables de la Farmacia Collado (Oviedo). Miguel Ángel y Germán, los gerentes de la botica ovetense, aseguran que «el trato con los clientes fue cercano en todo momento, quizás porque llevamos muchos años con el negocio. Pero también porque nos ven como un segundo médico al que acudir con sus dudas». Lo mismo ocurre con la tienda de ortopedia Poliortos, según Lucía Marmiesse, empleada del comercio, «son muchos los usuarios que llaman por teléfono para hacer sus consultas. En la web pueden ver los productos, pero es común recibir llamadas para resolver las dudas».
Fuente: El Comercio