Las ventas de ropa del mes de agosto caen con respecto a 2020 y registran un descenso del 1%
Queda aún mucha tela por cortar en el sector de la moda tras meses de desplome del consumo debido al impacto de la pandemia de coronavirus. Las empresas textiles, especialmente las marcas menos conocidas y los pequeños comercios, siguen sin levantar cabeza tras meses de caídas en las ventas. Los últimos resultados de Inditex -que batió récord de beneficio en un segundo trimestre- son una excepción en una red de compañías que siguen deshilachadas y sufriendo una fuerte crisis del consumo. Además, la recientemente pactada subida del salario mínimo y la multiplicación de los costes del transporte marítimo pueden terminar por dar la puntilla a los negocios dedicados al textil.
Mientras tanto, las ventas siguen sin remontar con una caída acumulada del 29,8% hasta agosto, según datos del último barómetro de la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex). «La situación sigue siendo tremendamente preocupante y no se ha reactivado para nada el consumo», afirma el presidente de Acotex y CEO de la firma Neck & Neck, Eduardo Zamácola. «Cada vez hay más personas vacunadas y se suavizan las restricciones, pero nos queda la resaca económica. Es difícil mantener las plantillas, aún no ha despegado el consumo y ni siquiera sabemos con detalle qué va a pasar con los ERTE a pocos días de que termine el plazo», añade Zamácola.
En la consultora Kantar confirman que el consumo de ropa y calzado repunta, pero no logra despegar respecto al periodo anterior a que estallara la pandemia. Rosa Pilar López, directora en Kantar, relata que las ventas bajaron un 2,3% en julio en España y que en el acumulado el crecimiento ronda el 20% respecto a 2020 -año marcado por la pandemia-, pero recalca que los niveles siguen siendo un 20,8% inferiores en comparación con el año 2019. El gasto medio en moda también ha descendido desde los 363 euros desembolsados de enero a julio de 2019 a los 291 euros del ejercicio actual. Es decir, todavía están 70 euros por debajo respecto al ejercicio anterior a que estallara la pandemia. En 2020, con varios meses de confinamiento y meses de restricciones, el gasto de los españoles fue de 256 euros hasta julio.
Aunque quedan por hilvanar muchas costuras para retornar al escenario anterior a la crisis sanitaria, la experta de Kantar cree que se avecinan meses buenos para el sector. «Se sacan a la venta las nuevas colecciones, llegan las rebajas de ‘Black Friday’ y también la Navidad. El crecimiento se debería mantener en el 20% que llevamos hasta ahora», explica. «Además, la vuelta al trabajo presencial va a impulsar las compras y de otro tipo de prendas. Ahora se irán reponiendo prendas algo más formales, la categoría más penalizada durante el año pasado», añade Rosa Pilar López. «De cara a este otoño, observamos dos factores positivos: el progresivo regreso a las oficinas y la contención de consumo registrada en los primeros meses del año debido a la incertidumbre», apostilla, por su parte, Ignacio Marcos, socio senior de McKinsey & Company.
Crisis mundial
La crisis en el consumo de moda no la ha sufrido solo España, sino que el fenómeno ha repercutido de forma global. Las ventas de moda se desplomaron de un 20 a un 25% a nivel mundial, según el informe «The State of Fashion» de la consultora McKinsey. «Los tres factores clave respecto a la caída de gasto y consumo en general durante la pandemia fueron la percepción deterioro económico, las medidas de restricción de movilidad y la reducción de movimiento entre países. Según estamos avanzando en la curva del virus y aumenta el despliegue de la vacunación, la confianza del consumidor está remontando con un efecto directo sobre algunas de las categorías de consumo», indica Marcos.
Los expertos consultados consideran poco probable que la demanda de moda se recupere plenamente al cierre de este ejercicio. «Dos de cada tres consumidores españoles afirma que ajustará sus hábitos de a causa de la pandemia más allá del verano de 2021. Las ventas mundiales de moda en 2021 podrían estar hasta un 15% por debajo de los niveles de 2019, añade Marcos.
La clave para volver a llegar al consumidor se centra en conseguir que la adquisición de prendas no se haga solo por necesidad. «El sector tiene que conseguir que la compra de ropa sea un acto emocional e ilusionante. Todos tenemos los armarios llenos de ropa y son las marcas las que tienen que despertar las ganas de comprar», apostilla Rosa Pilar López, de Kantar.
El reto también estará en acometer cuanto antes la transformación digital. «El comercio online está para quedarse y ya es una parte importante del negocio. Es el momento de revisar y subir el nivel de ambición para la comercialización por canales digitales y explorar nuevos caminos para la relación con los clientes», agrega Carlos Sánchez Altable, socio de McKinsey y experto en transformación digital y analítica de datos. Durante la pandemia, el comercio electrónico se disparó, pero en los dos últimos meses el digital no ha crecido a los ritmos anteriores. «En cuanto se abrieron las tiendas físicas, la gente volvió a ellas, se incorporó mucho consumidor a la compra online durante los meses de restricciones, pero ahora han vuelto a la calle y hay que combinar bien los dos canales», aclara la experta de Kantar.
Incremento de costes
Los empresarios del textil no solo sufren la crisis del consumo, también se enfrentan a otros problemas en el horizonte que pueden dar la puntilla a un sector muy golpeado. Las marcas de ropa que fabrican en China se enfrentan ahora a una ralentización de las salidas logísticas desde los puertos asiáticos. «Todos los envíos que van por barcos sufren importantes retrasos y tienen que buscar un transporte alternativo, con lo que los costes se disparan», alerta Zamácola, presidente de Acotex.
La escasez de materias primas y los cuellos de botella impactan ya en la industria de la moda por la traslación al precio, pero también por los problemas de suministro. «La escasez de fletes marítimos está golpeando a la propia cadena de suministro, ya muy impactada debido a la situación de la pandemia. En consecuencia, puede haber limitación de disponibilidad de productos en momentos puntuales», alerta, por su parte, Ignacio Marcos.
Por otro lado, la subida del salario mínimo en 15 euros mensuales, hasta 965 en 14 pagas, también supondrá una amenaza para el sector textil, uno de los más perjudicados por el alza del SMI. «El incremento del salario mínimo será la puntilla. Se nos perjudica en vez de apoyarnos: las ayudas no llegan, se incrementan costes de la electricidad y se habla de que el consumo se ha recuperado, que me digan dónde. El incremento del SMI lo que va a hacer es que se vaya más gente a la calle en vez de que se mejoren los empleos. Es una auténtica barbaridad, estamos desesperados», sentencia Zamácola.
Fuente: ABC