Los comercios tradicionales tienen que acelerar su reconversión, con apoyo de las administraciones y los consumidores tienen que ser conscientes del poder que tienen con sus decisiones de compra
Oriol Amat. Catedrático de Economía Financiera y Contabilidad. Rector de la Universitat Pompeu Fabra.
Hasta los años noventa del siglo pasado, la mayor parte del comercio minorista se hacía en las tiendas físicas, y también había venta por teléfono y por correo postal. Con la llegada de internet la situación empezó a cambiar, por las transformaciones disruptivas que provoca esta nueva tecnología en todos los ámbitos donde entra, y uno de los sectores más afectados es el comercio. Se han modificado sustancialmente tanto la demanda (hábitos de los consumidores) como la oferta (nuevos actores, nuevos canales de comercialización…). El comercio electrónico crece sin cesar, a medida que aumentan las personas con acceso a internet. Según Hootsuite, en 2021 en Europa el 91% de las personas son usuarias de internet y, de estas, el 76% hacen compras a través del ecommerce.
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